Mejorar la accesibilidad en zonas comunes 

Para mejorar la accesibilidad en las zonas comunes del edificio así como la comunicación entre personas, puede ser necesaria la adopción de medidas como la ampliación de puertas y pasos, sustitución de interruptores, instalación de vídeo-llamada… Para su aplicación a cada caso concreto se recomienda solicitar asesoramiento a un técnico competente. Forma parte de la accesibilidad la integración de sistemas de comunicación entre personas. 

Sustitución de interruptores y otros: Es conveniente que los interruptores de luz dispongan de un piloto luminoso para facilitar su localización cuando la iluminación está apagada. Para que los interruptores, timbres, pulsadores de alarma y otros mecanismos sean accesibles por personas en sillas de ruedas deben reunir las características siguientes: 

Situarse a una altura comprendida entre 0,80 y 1,20 m y a una distancia mínima a encuentros en rincón de 0,35 m; 

‐ Ser de fácil accionamiento mediante puño cerrado, codo y con una mano, o bien de tipo automático (no de giro ni palanca); 

‐ Tener contraste de color respecto del entorno. 

Instalación de videoportero: La instalación de videoportero favorece la comunicación de las personas con discapacidad auditiva con el exterior. 

Además, mejora la seguridad para todos los habitantes, ya que permite tener un control visual de las personas que solicitan el acceso al edificio.

Criterios para una obra que mejore la accesibilidad

Para mejorar la seguridad física de las personas frente a posibles caídas, golpes o tropiezos, es aconsejable considerar aspectos como: Colocación de pasamanos en zonas con marcado desnivel; señalizar peldaños; emplear pavimentos antideslizantes;

Colocación de pasamanos: En los elementos que salvan diferencias de nivel: escaleras, rampas, etc., y en zonas de circulación, como pasillos.

Las condiciones que deben reunir los pasamanos son las siguientes: ser firmes y fáciles de agarrar; estar separados del paramento al menos 4 cm; sistema de sujeción sin interferir el paso continuo de la mano; Altura comprendida entre 90 y 110 cm. 

Señalización de peldaños aislados: Para evitar riesgos de caída, es conveniente que los peldaños aislados se distingan cromáticamente del resto del pavimento o se señalicen mediante la disposición de bandas de color contrastado, antideslizantes, en sus bordes.

Colocar pavimento o bandas antideslizantes: Los pavimentos no deben ser deslizantes sobre todo en las zonas que puedan mojarse, próximas a la entrada y en escaleras y planos inclinados, tanto más cuanto mayor sea su pendiente. Si existen rampas con superficies resbaladizas debería sustituirse el pavimento por otro de baja resbaladicidad o disponer bandas antideslizantes. Las bandas antideslizantes disponerse en dirección perpendicular a la dirección de la marcha y separadas no más de 10 cm entre ellas.

Mejora de la iluminación: Una adecuada iluminación es aquella que proporciona al menos una iluminancia medida a nivel del suelo de 100 lux. Además, hay que tratar que no haya grandes contrastes de iluminación entre las distintas zonas. Además, para mayor seguridad y ahorro energético, se pueden sustituir los interruptores convencionales por detectores de presencia, para un uso solo cuando se necesita.


La anchura de paso medida en el marco de la puerta debe ser ≥ 0,80 m

El espacio libre del barrido de las hojas en ambos lados, diámetro: 1,20 m 

 

Las puertas y los pasos son fundamentales en el ámbito de la accesibilidad. A parte de sus dimensiones hay que tener en cuenta que los mecanismos de apertura y cierre deben situarse a una altura entre 0,80 m y 1,20 m, y ser de funcionamiento a presión o palanca y maniobrables con una sola mano, o automáticos; es recomendable que la distancia en horizontal del mecanismo hasta el encuentro en rincón sea superior a 0,30 m para permitir un mayor acercamiento en silla de ruedas. 


PROMUEVE: ANDIMAC

CONTENIDOS ELABORADOS A TRAVÉS DEL MATERIAL DE: www.calidadentuvivienda.es 

Con esta iniciativa los principales distribuidores y fabricantes queremos que las empresas reformistas, instaladoras, los profesionales de la obra (albañiles, escayolistas, instaladores, etc…) que apuestan por su trabajo, que se sienten orgullosos de su labor, descubran una nueva dimensión de su trabajo, que no es poner ladrillos, instalar griferías o colocar cocinas, sino ayudar a la gente a tener mejores casas y ser más felices en ellas.